La era de la información está generando una serie de cambios en nuestra sociedad en todos los ámbitos. Estas transformaciones afectan también al mundo de la educación, lo que se manifiesta en la presencia cada vez más frecuentes en los institutos de ordenadores, pizarras digitales y otros elementos innovadores. Estas novedades pueden ser muy útiles si se usan correctamente.
En ocasiones, personas alejadas del mundo educativo tienden a vincular nuevas tecnologías en las aulas con éxitos educativos; sin embargo, no necesariamente tiene que ser así. Es imprescindible la formación intelectual del profesorado en su materia y la capacidad de transmitir conocimientos a los alumnos. Si olvidamos este aspecto esencial para la enseñanza y confiamos el sentido de la eduación simplemente a la implantación de nuevas tecnologías, éstas perderán sentido ya que no son un fin en sí mismas, sino un instrumento para mejorar el rendimiento de los estudiantes. El profesor ha de ser consciente de esto para tratar de conseguir que sus alumnos se diferencien del resto, conozcan la lucidez y sigan esa descansada vida de la que hablaba Fray Luis de León, "la del que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido".
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